lunes, 16 de julio de 2012

Carmina o revienta


Paco León lleva engañando a los televidentes desde hace años. Se ha hecho pasar por tonto y nos lo hemos creído. Ha actuado a la andaluza, utilizando una frase ingeniosa y una sonrisa estúpida para cada pregunta trascendente. Se ha hecho el simpático, el débil mental, el dicharachero; haciéndonos creer a todos que la persona y el personaje iban de la mano de una manera tan natural como biológica. Y, Zas! en toda la boca. No sólo en cuanto a la profundidad de su película - aunque todavia tengamos que oír por algunos blogs que la película es una "buena" comedia que representa la España Profunda - sino también en cuanto al soporte; apostando por una nueva manera de producción, simultaneando todas las plataformas audiovisuales posibles, guiándose más por el sentido común que por la tradición cinematográfica de este país. Porque seamos realistas, los españolitos no vamos a ver una película de producción propia ni en el día del espectador, a excepción, eso sí, de que salga Mario casas y el elenco de actrices premenstruales de Física y Química. Simplemente quiere que su película se vea reflejada en el mayor número de retinas posibles con el fin de a) ganar lamayor cantidad de dinero o, viendo cómo están las cosas, no perder demasiado y b) promocionar su nuevo Yo artístico y el de su família. Lo que quiero decir, y no quiero que se me malinterprete, es que Paco León ha actuado como lo haría un gran empresario al apostar por su faceta de director, consiguiendo así enterrar al Luisma de una vez por todas (no se preocupen, lo desenterrará cuando a él le venga en gana, así van las cosas), dar un empuje a la carrera artística, hasta ahora inexistente, de su madre y difuminar, por otra parte, la imagen de su hermana como Luisma femenino.
Dicho esto, para mí algo primordial a la hora de enfocar una crítica cinematográfica es adentrarse en el comentario de los aspectos, desde mi pretendidamente humilde punto de vista, más trascendentes del Film. Siguiendo los ejes fundamentales de la primera parte de la crítica basaré la argumentación en 3 Pilares: El director, cómo y qué se muestra; la madre, la heroína; y la hija, la eterna secundaria que acontece primordial en el devenir de la narración.
  • La madre: Gracias al cine hecho por Madrileños siempre se ha pensado que la madre coraje era aquella que vivía en el extraradio de Madrid, rodeada de yonkis, pobreza y, si la película era de los ochenta, con un hijo homosexual. Siguiendo con el razonamiento, Carmina es una madre Andaluza. Carmina se come la pantalla en cada escena. Sus frases lapidarias son fruto de una vida de sueños perdidos, del confrontamiento entre romanticismo y realismo. El choque frontal entre Becher y la trilogía Lorquiana daría como fruto lo que es esta película: el máximo exponente del surrealismo andaluz. Cuando la vida te convierte en alguien como Carmina, con gran inteligencia, capacidad de sufrimiento, educada en los poderes de la fe, en una tierra donde el epicureismo es deporte nacional, pero donde el día a día te va transformando en lo que es ella: una mujer vieja, gorda, con un marido inútil, sin futuro, quemando sus días una venta de carretera. Cuando tu única amiga es un vieja como tú pero que ha sucumbido al fin a sus propias mentiras. Cuando llegas a esto sólo te queda una cosa por hacer, cagarte en tu propio coche y echarte a reír, engañar al seguro en tu propio beneficio y tener una cabra como mascota.
  • La hija: Desde mi punto de vista la hija es la versión joven de Carmina, una manera matizada de introducirnos la idea de que nada cambia o, no sé si me estoy pasando, una manera cubista de presentarnos diferentes facetas temporales de la persona en un mismo momento. De todas formas, su papel es primordial, no tanto a nivel argumentativo de la película en si misma, sino para darle fuerza esteticamente. La escena en la que baila Flamenco alrededor de las brasas posee tal belleza y fuerza que redime al personaje y a la actriz de todos los malos papeles que ha elegido hasta ahora. Otro momento importante para definir al personaje es la escena de la entrevista personal, donde confiesa que es una "madre moderna". Lo que dice, sus gestos, la forma de hablar, los ojos soñadores... aglutinan la desazón de toda una generación de muchachas de barrio que no quisieron parar de soñar. Su padre es la versión masculina de ella misma, cantándole a la luna las noches de verano mientras fuma borracho en un banco; definitivamente las mujeres siempre han sido más responsables. Por otro lado, la inoperancia del Padre ante la vida no es más que el reflejo feaciente de que la sociedad Andaluza es matriarcal de puertas para adentro.
  • El director: Perfecto el entramado narrativo. Los 72 minutos de metraje se hacen cortos, demasiado cortos. Alternar las "entrevistas" con la narrativa principal provoca que el cambio de una a otra suscite rabia. Queremos saber más de Carmina, pero también queremos saber cómo terminará todo esto de los jamones. Cada escena forma parte de un todo y le sirve al Guionista-Director para introducir comentarios tan finos que pueden pasar desapercibidos. No se me quitará de la cabeza la frase de Carmina cuando unos Yonkis le roban la furgoneta, tan parecida a la que mi propia madre andaluza utiliza para otras muchas situaciones: "Es que este coche es muy jugoso". León se defiende de igual manera en los primeros planos "documentales" como en las escenas de acción. El robo de los Jamones y cómo se las apaña Carmina para salir del asunto son una mera excusa para cuadrar la película, para poner en funcionamiento las armas interpretativas de su madre y hermana, que en 72 minutos destilan su arte en un elixir cinematográfico puro. A decir verdad, hacía falta que alguien que conociese la forma de vivir de esas tierras hiciese el retrato de las personas y personajes que las pueblan, presonas que que no están preocupadas por la estética del sexo ni por la degradación personal que conlleva la droga; y que no entienden el hecho de poseer una casa en el centro como forma de realización personal. Esta gente vive en una búsqueda incesante de la felicidad en términos grecolatinos, no desea salir de su barrio, no desea cambiar sus costumbres, no desea perder sus amistades ni su familia. Solamente quieren llegar a fin de mes, poder pagar las comuniones de sus allegados, cantarle a la luna y bailar alrededor del fuego, disfrutando en cada momento de los sanos placeres que nos ofrece la vida. No hay escenas de escaparates del centro y miradas melancólicas, el unico sueño es escapar del sufrimiento apoyándose en Dios y en la família. ¿Es que existe algo más humano que eso?, ¿cual es entonces la verdadera España profunda y decadente?.

     
Quería terminar con una advertencia y con una intuición: Ni Andalucía es "Carmina o revienta", ni Madrid está lleno de Mariconas escandalosas y drogadictos vestidos de marca. Las modas son cíclicas y las humorísticas más si cabe. Si hace unos años todas las películas cómicas patrias hacían guiños al humor " Chanante"; Carmina o revienta, “Malviviendo” o “el Culebra y el Cabesa” van a representar - o eso espero- una fuente de inspiración para los guionistas y cómicos de la lejana meseta central.

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