martes, 24 de julio de 2012

El Irlandés


Todo intento de hacer cine, de contar una historia de la forma que sea, supone un acercamiento al western. Aquellas películas que más se ciñan al género serán las películas mas reales. En cierto sentido, el neorealismo italiano es un spaguetti western urbano. Siguiendo por este derrotero argumentativo podríamos decir que John Ford es el Dios hacedor del mundo, que John Wayne es el verbo y que el espíritu Santo es una Colt, aquí tenemos la tríada.
Se ha cambiado Texas por Irlanda, pero al final es la misma mierda. Una tierra colonizada donde los habitantes luchan por defender su impronta propia, desdeñando todo lo que venga de la capital (En este caso Dublín representaria a Washington). Y en este esceneario se desenvuelve nuestro cowboy. No es una buena persona pero qué nos importa eso, es un vaquero, y los vaqueros están por encima de la leyes. Leyes representadas en este caso por un recto agente "negro" del FBI de la sección Antidroga, venido al condado de Galway en misión internacional para la intercepción de mercancía ilegal. Las conversaciones entre ellos y las situaciones que se derivan de las mismas sirven para afianzar la idea de que aquello no es América, a la vez que suponen uno de los principales desencadenantes de las frases de mayor humor fino de la película.
He disfrutado con El Irlandés, muchísimo. Contiene al soplón cómico de turno (aquí se trata de un niño pecoso con chandal de mercadillo). La damisela que pierde a su marido en un duelo (que en este caso no es mexicana, sino croata). Las cabareteses de antaño aquí son reconvertidas en prostitutas de agencia. El grupo de malos malísimos clásicos: el inteligente y culto, el psicópata, sin olvidar al descuidado pero suertudo quealfinalsiempremueredeformacruel. Las borracheras en el saloon, aquí taberna irlandesa, disfrutando de whisky pedido con frases ingeniosas. Sin olvidar al contrabandista, en este caso un miembro de la extinta Ira con sombrero de vaquero. Y por su puesto, un tiroteo final donde todo se resuelve (Que el negro-Americano cubra desde lo lejos con una Ak 47 también es un guiño significativo).


Todo este cúmulo de personajes no sirven solo para potenciar la figura del Cowboy, más bien introducen elementos de un mismo mundo, caracteres deformados que forman parte de nuestra memoria fílmica colectiva. Y lo voy a decir ahora, me apetece: Estamos ante el mayor esperpento que se haya creado en la historia del cine reciente . El Western pasó por un pasillo repleto de espejos cóncavos y convexos y al salir de la atracción se convirtió en "El Irlandés".

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