Todo intento de hacer cine, de
contar una historia de la forma que sea, supone un acercamiento al
western. Aquellas películas que más se ciñan al género serán las
películas mas reales. En cierto sentido, el neorealismo italiano es
un spaguetti western urbano. Siguiendo por este derrotero
argumentativo podríamos decir que John Ford es el Dios hacedor del
mundo, que John Wayne es el verbo y que el espíritu Santo es una
Colt, aquí tenemos la tríada.
Se ha cambiado Texas por
Irlanda, pero al final es la misma mierda. Una tierra colonizada
donde los habitantes luchan por defender su impronta propia,
desdeñando todo lo que venga de la capital (En este caso Dublín
representaria a Washington). Y en este esceneario se desenvuelve
nuestro cowboy. No es una buena persona pero qué nos importa eso,
es un vaquero, y los vaqueros están por encima de la leyes. Leyes
representadas en este caso por un recto agente "negro" del
FBI de la sección Antidroga, venido al condado de Galway en misión
internacional para la intercepción de mercancía ilegal. Las
conversaciones entre ellos y las situaciones que se derivan de las
mismas sirven para afianzar la idea de que aquello no es América, a
la vez que suponen uno de los principales desencadenantes de las
frases de mayor humor fino de la película.
He disfrutado con El Irlandés,
muchísimo. Contiene al soplón cómico de turno (aquí se trata de
un niño pecoso con chandal de mercadillo). La damisela que pierde a
su marido en un duelo (que en este caso no es mexicana, sino croata).
Las cabareteses de antaño aquí son reconvertidas en prostitutas de
agencia. El grupo de malos malísimos clásicos: el inteligente y
culto, el psicópata, sin olvidar al descuidado pero suertudo
quealfinalsiempremueredeformacruel. Las borracheras en el
saloon, aquí taberna irlandesa, disfrutando de whisky pedido con
frases ingeniosas. Sin olvidar al contrabandista, en este caso un
miembro de la extinta Ira con sombrero de vaquero. Y por su puesto,
un tiroteo final donde todo se resuelve (Que el negro-Americano cubra
desde lo lejos con una Ak 47 también es un guiño significativo).
Todo este cúmulo de personajes
no sirven solo para potenciar la figura del Cowboy, más bien
introducen elementos de un mismo mundo, caracteres deformados que
forman parte de nuestra memoria fílmica colectiva. Y lo voy a decir
ahora, me apetece: Estamos ante el mayor esperpento que se haya
creado en la historia del cine reciente . El Western pasó por un
pasillo repleto de espejos cóncavos y convexos y al salir de la
atracción se convirtió en "El Irlandés".
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